Nos llenamos de gratitud y asombro al reflexionar sobre la reciente Santa Convocación celebrada en Washington, DC, del 2 al 4 de julio de 2024. Fue un privilegio ser testigos y participar en esta poderosa reunión donde Dios se movió poderosamente entre Su pueblo, uniendo a creyentes de todo el país y del mundo en ferviente oración e intercesión por nuestra nación.
Una Reunión Privilegiada
Desde el momento en que llegamos, se sintió una palpable sensación de anticipación y reverencia. Nos reunimos en el corazón de la capital de nuestra nación, de pie juntos como un solo cuerpo en Cristo, buscando la intervención y guía de Dios. Esto fue más que una reunión; fue una cita divina, una santa convocación donde se sentía tangiblemente la presencia de Dios.
Las Maravillosas Obras de Dios
A lo largo de la convocatoria, se nos recordó las profundas maneras en que Dios ha estado obrando en nuestra nación.
Durante las sesiones, nos comprometimos en adoración sincera, oración ferviente y declaraciones poderosas. Nos arrepentimos por los pecados de nuestra nación, reafirmamos nuestro pacto con el Rey de Gloria y presentamos avisos de desalojo a fortalezas demoníacas. Cada momento estuvo marcado por un profundo sentido de guerra espiritual, mientras luchábamos en amor por el alma de nuestra nación.
Un Llamado a Perseverar en Oración
Al regresar a nuestros respectivos estados y territorios, llevamos con nosotros el impulso y la urgencia de continuar orando por nuestra nación. El trabajo está lejos de haber terminado. Nuestro amado país se encuentra en una encrucijada crítica, y es imperativo que, como el Cuerpo de Cristo, permanezcamos vigilantes y firmes en la oración.
Avanzando con Fe y Esperanza
Te invitamos a unirte a nosotros en este viaje continuo de oración e intercesión.
Mantengamos el fuego de la Santa Convocación ardiendo en nuestros corazones, buscando continuamente el rostro de Dios y poniéndonos en la brecha por nuestra nación. Juntos, podemos ser testigos de manifestaciones aún mayores del poder y la gloria de Dios en los Estados Unidos de América.
“Si no nosotros, ¿quién? Y si no ahora, ¿cuándo?”
Que Dios te bendiga abundantemente mientras continúas sirviéndole con pasión y dedicación. Avancemos con fe, esperanza y la creencia inquebrantable de que Dios aún no ha terminado con América.
Con bendiciones y amor,
Deannys Vargas
Presidenta
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